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Preámbulo
El texto que sigue se ha extraído de la introducción al Diccionari
Nomenclàtor de les vies públiques de Barcelona, 1996 (Ayuntamiento
de Barcelona, 1996). Esta introducción fue pensada para esa edición en
particular y, aunque ahora se ha cambiado el papel por la pantalla del
ordenador, la incluimos aquí por considerarla útil para aquellos que deseen
tener una visión global del origen de los nombres de las calles de nuestra
ciudad, del porqué de los cambios a lo largo del tiempo, o de la metodología
de trabajo del investigador y compilador de los datos, Jesús Portavella
i Isidoro. |
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El origen del nombre de las calles
La mayoría de los nombres del centro histórico (Ciutat Vella) provienen
de la edad media. Un grupo importante hace referencia a antiguos propietarios
o a familias establecidas en la ciudad, y a personajes destacados de la
historia antigua. Otros, de origen no tan claro, son el resultado de deformaciones
en su grafía original, producidas a lo largo del tiempo, al haber dominado
el habla popular sobre la versión escrita de un determinado nombre.
El primer incremento en el número de viales se produce a causa de la expansión
de la ciudad y de los pueblos del entorno en el siglo XIX. En ese periodo
se promovieron numerosas urbanizaciones por iniciativa privada y fue costumbre
que, junto con el proyecto de urbanización, el Ayuntamiento aprobara implícitamente
los nombres de las calles que figuraban en los planos. Cada urbanización
comportaba la creación de nuevas calles cuyos nombres eran elegidos por
el propietario del terreno o por sus colaboradores. Por tanto, es prácticamente
imposible descubrir el porqué del nombre de muchas de estas calles, ya
que se decidían por motivos personales, a capricho del terrateniente.
Es fácil de comprobar, sin embargo, cómo esta costumbre de poner el nombre
del propietario o propietarios, o de sus parientes, a los viales de la
urbanización de la que fueron promotores, estaba muy enraizada en la Barcelona
de aquella época.
De las actuaciones públicas del siglo XIX destacamos el proyecto de ensanche
(Eixample) de Cerdà, para el cual se encargó a Víctor Balaguer
que presentara una propuesta de nombre para cada uno de los viales. Ya
en el siglo XX, llama la atención la gran cantidad de aprobaciones de
nomenclatura por parte del Ayuntamiento durante los años 1907 y 1929,
sin que nos conste claramente el motivo de muchas de esas dedicaciones.
También fueron aprobándose a lo largo de los años los nombres de viales
propuestos por el Consistorio, y se atendieron las variadas solicitudes
presentadas por particulares, entidades o agrupaciones de vecinos.
La agregación de los pueblos del entorno de Barcelona requirió un tratamiento
especial en la nomenclatura de las vías públicas, a causa de las duplicidades
de nombres que se produjeron y, más tarde, por su traducción al castellano.
En tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, el concejal Ignasi de Ros
i Puig impulsó desde la Ponencia de Nomenclatura una profunda modificación
de nombres arraigados en la historia de la ciudad, que fueron substituidos
por otros que hacían referencia a la historia española explicada según
el punto de vista del régimen establecido.
Otras alteraciones en la nomenclatura de las calles de la ciudad se produjeron
a raíz de la proclamación de la Segunda República española, y sobre todo
con el final de la Guerra Civil, que implicó un gran número de cambios
en la denominación de los viales. Finalmente, con el advenimiento de la
democracia se regularizaron los nombres, se tradujeron al catalán, y cambió
la denominación de cerca de sesenta calles. Aquellos cambios quedaron
reflejados en el Nomenclàtor 1980 de les Vies Públiques de Barcelona.
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La investigación desde el Ayuntamiento
No siempre el Ayuntamiento mostró el debido interés en dar a conocer al
ciudadano el significado y la historia de los nombres que fueron escogidos,
a lo largo del tiempo, como identificadores de las vías públicas de la
ciudad.
A principios del siglo XX, con la expansión que representó el ensanche
de la ciudad antigua con la agregación de los pueblos de alrededor, el
número de calles creció de forma notable, creándose problemas de duplicidad
entre los nombres que procedían de los pueblos y los que procedían de
la Ciutat Vella y su ensanche, como también entre los de los mismos
pueblos agregados.
Toda esta problemática fue traspasada a la Comisión de Fomento del Ayuntamiento
que hizo un primer intento de clasificación y estudio de las calles, encargando
en el año 1917 "la redacción de breves leyendas explicativas del significado
de los nombres de las calles de la Ciudad" a los escritores Ramón Nonat
Comas i Pitxot y Josep Roca i Roca. El trabajo concluyó con un total de
2186 hojas y, a pesar de un intento de publicación, éste quedó depositado
como manuscrito inédito en el Archivo Histórico de la ciudad.
Por todo ello, la incorporación en el año 1917 al archivo municipal del
historiador y arqueólogo Agustí Duran i Sanpere, fue esencial para la
creación y el desarrollo de la Oficina de Investigación y Publicaciones.
Creada también entonces la Ponencia de Rotulación de Calles y dada la
no definición en el significado de muchos viales, así como la existencia
de nombres duplicados, la Ponencia encargó el año 1930 un breve informe
sobre la cuestión al que entonces era director del archivo histórico.
El trabajo se presentó más bien como una clasificación de las calles de
acuerdo con su significado, que como una detallada explicación sobre el
origen y los motivos que llevaron a dedicar un espacio a determinado personaje
o hecho histórico.
El mismo Duran i Sanpere, en el mencionado escrito justificativo, exponía
las dificultades por conocer el origen de los nombres de las calles: "Muchos
de estos nombres se dan con poca precisión y no es fácil saber quién es
el personaje al que aluden", y más adelante escribió: "Escapan a nuestro
conocimiento los motivos de orden práctico que en cada caso podían aconsejar
o desaconsejar la perturbación que siempre lleva el cambio de nombre de
una vía abierta al público."
El año 1981 el Ayuntamiento editó el Nomenclàtor 1980 de les Víes Públiques
de Barcelona. La publicación llenaba un vacío de muchos años de espera.
Por un problema de tiempo, y dado el deseo de la Administración por publicar
el primer nomenclátor en catalán cuanto antes mejor, fue insuficiente
el tiempo dedicado a la investigación. De todo ello era consciente el
equipo redactor, tal como lo manifestaba en el prólogo el entonces concejal
y presidente de la Ponencia de Nomenclatura Miquel Ponsetí i Vives: "Por
consiguiente, esta primera edición puede contener lagunas y algunas erratas.
Sin embargo, seguiremos las investigaciones para llenar aquéllas y corregir
éstas..."
Recientemente, con la acertada creación de los Archivos Históricos de
Distrito, el Ayuntamiento dispone de unos centros potenciales de investigación
que completan la red de archivos públicos, ahora mucho más al alcance
de los investigadores. Además, el mismo archivero es el primer interesado
en la investigación y en la correcta interpretación de la nomenclatura,
ya que de los distritos han surgido numerosas publicaciones sobre este
tema. |
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Normas ortográficas
Para la ortografía de los nombres comunes se han seguido las reglas gramaticales
del idioma catalán. Los nombres propios (de pila, no apellidos) se han
escrito en el idioma propio del país de origen del personaje; excepto
cuando se trata de papas, reyes o familias reales. Se ha escrito, por
ejemplo:
Plaça de Pablo Neruda
Carrer de Jacinto Benavente
Carrer de Louis Braille
Passeig de Joan de Borbó, comte de Barcelona
Plaça de Joan Carles I
Carrer de Pelai
En los apellidos, hay que distinguir entre el apellido que corresponde
a un personaje concreto y el que corresponde a una estirpe o linaje. Si
las placas de rotulación de los viales no definen o determinan de qué
personaje concreto se trata, el apellido que figura en el rótulo puede
considerarse como identificador de un linaje. Debe tenerse en cuenta que
hasta las últimas investigaciones llevadas a cabo en la redacción de este
trabajo, se ignoraba el origen de muchos de estos apellidos y por tanto
no se podía personalizar en un determinado individuo la dedicación del
nombre del vial.
Por tanto, si bien los apellidos mantienen su grafía tradicional aunque
sea incorrecta, cuando el antropónimo no corresponde a un personaje concreto
de una determinada estirpe, éste pasa a ser un apellido genérico. Si este
apellido posee un étimo de nombre común, y no propio, que hubiera dado
nombre en su día al apellido deformado actual, y si además este antropónimo
pasa a ser topónimo, se ha considerado que dicho antropónimo puede ser
normalizado de acuerdo con la Ley 7/1983, de 18 de abril, de normalización
lingüística, y con el Decreto 78/1991, de 8 de abril, sobre el uso de
la toponimia que afecta a la rotulación de las vías urbanas e interurbanas.
Por ejemplo, en el caso de la plaza de la Teixonera, tal como figuraba
en el nomenclátor de 1980 (Nomenclàtor 1980 de les Vies Públiques de Barcelona),
la anteposición de la preposición de y del artículo la nos indica que
no se trataba de la dedicación a un personaje concreto sino del nombre
con que era conocido el lugar. La normalización fue pues correcta. Si
se hubiera querido dedicar la plaza al señor Taxonera, que compró los
terrenos a principios del siglo XX, hubiera debido llamarse plaza de o
d'En Taxonera, o d'En Joaquim Taxonera i Cassà, o bien plaza de la Colonia
Taxonera, en referencia expresa a la colonia que se creó allí. En este
caso concreto, el nombre de la plaza ha sido rectificado y se ha dedicado
al señor Taxonera a petición de la familia. Debe tenerse en cuenta que
en este diccionario nomenclátor se han mantenido los nombres tal como
fueron aprobados, a pesar de que actualmente ya se sabe de qué personaje
concreto se trata, personaje que figura con su nombre y apellidos en el
apartado correspondiente de la biografía. En todo caso, correspondería
al Ayuntamiento rectificar el nombre de la calle si fuera preciso y se
quisiera reconsiderar de forma puntual la normalización efectuada. |
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Necesidad y justificación de esta publicación
A pesar de los numerosos estudios publicados sobre el origen de la dedicación
de los nombres de las calles de la ciudad de Barcelona, en muchos casos
no se había llegado al fondo de la investigación sobre dicho origen. Sin
embargo, el Ayuntamiento debe poder informar, justificar y satisfacer
sin excepciones la curiosidad del ciudadano respecto de los hechos o personajes
que dieron nombre a las calles, evitando las versiones contradictorias
o erróneas respecto de las diferentes interpretaciones sobre los nombres
de las calles, que forman una pequeña parte de la propia historia de la
ciudad.
Por lo tanto, no debe mantenerse una determinada rotulación en una vía
pública si no se sabe el porqué o el quién de la dedicación. Naturalmente,
los nombres medievales de Ciutat Vella son una excepción ya que
persisten por encima del verdadero origen de la dedicación y pasan a formar
parte del conjunto de historias, leyendas y versiones populares recogidas
por los cronistas.
Haciendo una recopilación de lo que se ha publicado y tomando como base
la publicación oficial Nomenclàtor 1980 de les Vies Públiques de Barcelona,
puede comprobarse la indefinición existente respecto de nombres de calles
dedicadas a supuestos terratenientes en los últimos doscientos años. Por
ello, la parte esencial del trabajo consiste en descubrir el nombre y
apellidos de estos personajes y situarlos en su tiempo y lugar.
Este trabajo pretende ser una continuación y actualización -con mayor
definición y precisión- de las investigaciones llevadas a cabo en distintas
épocas por encargo del Ayuntamiento. Naturalmente, el punto de partida
es el trabajo realizado para la edición del nomenclátor de 1980 y sus
posteriores rectificaciones, así que una buena parte de este diccionario
se ha basado en las fichas de nomenclatura que redactó en su día el señor
Ponsetí. Esas fichas han sido durante muchos años la fuente de información
al público interesado, han sido herramienta de trabajo y consulta de la
Ponencia y de otros servicios municipales.
Para llevar a cabo la publicación íntegra de ese fichero se ha realizado
un exhaustivo trabajo de revisión que incluye la actualización, comprobación,
ampliación o modificación de los datos que figuran en las fichas originales,
ya que desde el año 1986 en que se cerró la parte más importante de la
actualización no se habían vuelto a revisar.
Se ha procurado mantener el redactado original por fidelidad al esfuerzo
llevado a cabo, digno de ser preservado por respeto al esfuerzo de los
investigadores e historiadores que lo han trabajado a lo largo de tantos
años.
Debe destacarse el carácter inédito de este diccionario, ya que parte
de las fichas no definían con claridad el verdadero origen del nombre
de algunos viales e incluso la versión admitida hasta ahora era totalmente
opuesta a la versión que actualmente podemos presentar como correcta,
resultante de la documentación original consultada.
Uno de los retos planteados consistía en dar a conocer la identidad de
las personas que, en el siglo XIX y a principios del XX, contribuyeron
al engrandecimiento de la ciudad de Barcelona y pueblos agregados. Nos
referimos a los propietarios, promotores de las nuevas urbanizaciones
que se llevaron a cabo en este importante periodo histórico. Hasta ahora
se intuía en ciertas situaciones que el nombre del vial estaba dedicado
a un propietario que había cedido parte de sus tierras para la apertura
de la calle. Pero en muchos casos se ignoraba si verdaderamente era ésa
la versión correcta, y si lo era, se desconocía la identidad del personaje,
la cual se ha ido diluyendo a lo largo del tiempo y perdido su historia
particular.
En este diccionario nomenclátor encontrarán los resultados de ese reto,
que no serán exhaustivos y se presentan como un diccionario y no como
una enciclopedia. Las historias escondidas tras los nombres se presentan
en algunos casos en forma resumida; en otros, figura simplemente el nombre
y el apellido del personaje del cual tomó nombre la calle. Muchas de estas
historias podrían ser objeto de una más extensa monografía pero en principio
el criterio en la redacción del diccionario es, como hemos dicho, no transformarlo
en una enciclopedia o un conjunto de historias particulares. Pero consideramos
muy importante haber llegado a la meta que representaba la publicación
y nos damos por muy satisfechos si hemos conseguido pasar del "se ignora
el motivo de la dedicación" a saber el verdadero motivo. |
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Sistemas de documentación
A continuación del nombre del vial se presenta la versión considerada
históricamente verídica y oficial. Cuando se trata de un determinado personaje,
la nota biográfica que se presenta acostumbra a ser un resumen de los
datos de la Gran Enciclopèdia Catalana (GEC), la Enciclopedia
Espasa, u otras fuentes específicamente biográficas.
Acabada la parte biográfico-histórica, encontraremos las referencias documentales
más importantes de las que se ha extraído la información principal. Se
excluye la referencia a la GEC porqué es una constante en todo el libro.
También se excluye, en muchos casos, la referencia a la ACA (Archivo de
la Corona de Aragón) dada que es más amplia la documentación proporcionada
por el Registro de la Propiedad y lo que hace el ACA es ratificarla.
Aún siguiendo las normas documentalistas, nos hemos permitido introducir
unas ligeras modificaciones a la norma que intentaremos justificar.
La referencia documental comienza con una llave { en lugar del clásico
paréntesis, como hubiera sido normal. El cambio, que consideramos intrascendente,
permite identificar el final de la parte biográfica por parte del programa
informático que utiliza en los trabajos de nomenclatura el Centro de Cartografía
Automática del Instituto Municipal de Informática. Dado que la parte biográfica
dispone, en ciertos casos, el uso del paréntesis entre datos o fechas
de la propia parte biográfica, parece lógico haber indicado su final con
una llave.
Así pues, una referencia documental puede quedar reflejada de la siguiente
forma: {PC:MPV,fn;AMAB:en,c14}. La interpretación sería la siguiente:
PC: Plano de la Ciudad, lugar donde se encuentra la información
consultada.
MPV Miquel Ponsetí Vives, autor de la biografía reseñada.
fn ficha de nomenclatura.
; separación entre referencias.
AMAB Archivo Municipal Administrativo de Barcelona, lugar donde
se encuentra la información consultada.
en expediente de nomenclatura, serie en la que se encuentra clasificado.
c14 caja nº.14, signatura
Después de la referencia documental y en línea aparte encontraremos la
fecha de aprobación de la calle, si se conoce, o el año o siglo desde
el que se tienen datos de la existencia del nombre de la calle (la fecha
12/06/1980 corresponde a la de la normalización lingüística). Bajo esta
fecha encontraremos las dedicaciones anteriores que tuvo la calle, con
indicación aproximada del año en que se tiene constancia de su uso. |
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Agradecimientos
A todas las entidades, archivos consultados y servicios municipales que
han hecho posible este trabajo de investigación, y muy especialmente a:
- Asamblea Territorial de los Registradores de la Propiedad y Mercantiles
de Cataluña
- Registro Civil de Barcelona
- Archivo de la Corona de Aragón
- Archivo Capitular de Barcelona
- Archivo Diocesano de Barcelona
- Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona
- Archivo del Monasterio de Pedralbes
- Archivo Municipal Administrativo
- Archivos Municipales de Distrito
- Instituto Municipal de Informática - Centro de Cartografía Automática
- Archivo Histórico
- Departamento de Información y Documentación
- Negociado de Población
- Al señor Colomer del Archivo Parroquial de Malgrat
- Al señor Miquel Ponsetí Vives
- Al señor Josep Moran i Ocerinjauregui
- Al señor Josep M. Huertas
- Al señor Lluís Permanyer
A las personas que desinteresadamente han participado en la realización
de este trabajo de investigación y en particular a los familiares
de personajes del nomenclátor, por sus atenciones y ayuda.
El investigador y compilador
Jesús Portavella
Doctor arquitecto
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